Al principio el Grand Hotel Villa Cora era conocido por los florentinos como Villa Oppenheim, y era una elegante morada construida a finales de 1860, en los años en que Florencia era la capital de Italia. El barón Gustave Oppenheim, según cuenta la leyenda, construyó esta suntuosa mansión en honor de su joven esposa, y a lo largo de muchos años dio vida, junto a su consorte, a numerosísimos eventos mundanos a los cuales participaba buena parte de la aristocracia florentina e internacional. Villa Cora fue proyectada por Pietro Comparini y Giuseppe Poggi (este último fue el arquitecto encargado del llamado "reacondicionamiento" de Florencia que preveía la construcción del Piazzale Michelangelo y del Viale dei Colli en el período de Florencia capital).
La familia Oppenheim era una dinastía alemana de origen hebrea y había sido una familia destacada en el sector bancario y financiero en los mercados europeos por lo menos a partir del
siglo XVIII. Junto al Banco Fenzi, financió el proyecto para la
construcción del Canal de Suez (inaugurado en 1869) en Egipto. Sospechando la infidelidad de su mujer, el barón Oppenheim intentó incendiar la mansión. Eugenia dejó a su marido en los años '70 para casarse después con el conde Giulio Prina Ricotti. Después de los escándalos en que se vio envuelto el nombre de los Oppenheim, la morada fue abandonada y luego de un tiempo adquirida por la viuda de Napoleón III, la Emperatriz Eugenia, para pasar en 1894 a las manos de Egidio Cora, del cual tomó el actual nombre. Giuliano Cora, hijo de Egidio, fue embajador de Florencia en el mundo y se hizo amigo personal del emperador
etiope Hailè Selassie.
Ha hospedado emperadores, príncipes, pachá y grandes artistas, como el emperador japonés, al cual ha sido dedicada la suite imperial, el Pachá
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Isma'il, que se alojó en la mansión entre finales del '800 y principios del '900.
La parte externa del edificio fue proyectada por Comparini. La decoración interna en cambio era obra de Edoardo Gioja, el ingeniero que proyectó el Canal de Suez.
Sala Morisca: cúpula que recuerda el estilo árabe y chimenea de mármol negro taraceado con piedras.
Sala Blanca: chimenea esculpida en mármol de Carrara con escudo del Barón Oppenheim.
Sala de las Cerámicas: cerámicas incrustadas en la madera. Era la vieja sala comedor y para banquetes.
Sala de las Cartas: sala de juego.
Sala de los Espejos: con chambranas doradas en estilo Luis XV para el cual Gioja se había inspirado en los apartamentos Reales de Turín.
Los frescos y las decoraciones en todas las habitaciones fueron realizados por conocidos artistas del tiempo, entre ellos Pietrasanti y Samoggia, el escultor Barzeghi y los buriladores Norini y Barbetti.
Estos artistas utilizaron los materiales más preciosos a disposición: mármol de Carrara, mármol amarillo de Siena (que no se encuentra más), vidrio de Murano, ébano, y la seda de la
famosa fábrica Frères Braquenie d'Aubusson.
Todo fue milagrosamente conservado, sobrevivió al casamiento y a la fantasmagórica vida de los Oppenheim, que al final dejaron su casa florentina y la pusieron en venta.
Pero las habitaciones de la mansión regresaron pronto a su esplendor, aún más que antes, gracias a sus nuevos habitantes: la ex emperatriz de Francia, Eugenia, su hijo Luis Napoleón y el Príncipe Murat.
El primer recibimiento que se llevó a cabo en la Villa Oppenheim fue tan suntuoso que toda la aristocracia florentina hablaba de eso.
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